LA MUJER DE HELIO

LA MUJER DE HELIO
Dina Bellrham

sábado, 19 de noviembre de 2011

XX (LA CASA DEL BRUJO)

“Se llamaba Soledad y estaba sola”
Joaquín Sabina


El helio no basta en los dardos hacia la cruz. El brujo sacrifica su miocardio y en la fase REM Satanás le reclama sus desventuras.
Los hombres de palabras esnóbicas viven en una sucursal de manicomios y mandiles. No importan ellos, ni la hiena triste que sucumba en mi lengua. No vale colgarse antes de tiempo como péndulos de mercado. Mi cuerpo reposará en los lagos de sus pómulos, hasta que la vena estalle cercando los nervios. El problema de querer morirse es que ella hace caso omiso a los desventurados, cómo un niño malcriado que destruye las ruedas de su ferrocarril-alma. El problema de la locura en los puños no es el Parkinson retrógrado, ni mi madre multiplicada en los estanques, la problemática está en los cuernos del que pretende venderme cual periódico en las esquinas. El hastío es mi estómago y su complejo de piedra, su mofa a mi tiempo de cigüeña en las farmacias, las sobredosis sirven de abrigo, y el invierno se masturba con las cicatrices en las muñecas de esqueletos sobrepoblados de tuercas.
La muerte se divierte viéndome morder uñas y coleccionar ósculos beodos en los cajones. Ella sabe del monstruo que vive en mis lunares. Cercarla siempre ha sido mi cigarro luego de perforar mis sueños. ¿Y qué son los sueños sino la codicia del Yo en la penumbra? ¿Y qué son las manos sino alas atrofiadas? ¿Y qué son los seniles gesticulando culpas en la casa de piedra del descalzo, sino el tiempo caducado en sus arrugas, el arrepentimiento de haber sido herejes una mañana en los retratos?
Hay mutismos en mi cerebro. La raíz se pudre. No sirven las calorías de los que rodean mi ventana. Ellos no lucharán por mí, la dueña de los gritos abandonó el color de los árboles y el suspiro de los dientes desgranados del maizal. ¿Y qué, si prefiero aguantar el oxigeno en los alvéolos? ¿Y qué si quiero decir adiós? Pero ustedes me atan a la gracia de vivir desgraciada, lírica, poseída de nínfulas, derribada en el catre sin poder atrapar al Hades de las veredas.

Derechos Reservados © Dina Bellrham

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