LA MUJER DE HELIO

LA MUJER DE HELIO
Dina Bellrham

sábado, 19 de noviembre de 2011

VI (BILIS)

¡Cómo si no tuviera antenas en la espalda! Me pasa por sacarme el chaleco anti-dagas. Por sembrar piedritas en el riachuelo, por confiar como siempre en que la mierda vuelve al humus. Y después reclaman la inconstancia de mis pies en el concreto. Debo arrancarme las lágrimas y la bilis del ánfora. Aún no me acostumbro, retorno al hueco, al fantasma. Me entretengo derramando sangre por los orificios de los orificios, por los que me llaman desde un tumulto de tejido fibroso y mal oliente. El pulso, su tic-tac como relámpago me restriega vida, me llena los pulmones de oquedad, me hastía. ¡Cómo si no fuera la mujer que te crece en los omóplatos! ¡cómo si una migaja te bastara, cómo si no supieras que me evaporo sigilosa, que sólo duele el inicio, que siempre escapo a suicidarme a mis tumbas, que me saco los huesos, que muerdo mi lengua, que purgo las arañas de mi vientre, ¡cómo si fuera de piedra! Me pasa por jugar a ser humana.

Derechos Reservados © Dina Bellrham

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